El petroglifo se sitúa en la cima del castro de Penalba, sobre una gran losa granítica, desde donde se puede ver una gran panorámica de las tierras del río Lérez. En ese lugar se celebra la romería de San Antoniño. La roca está orientada hacia el naciente y se inclina unos 80º. Se representa a un serpentiforme de gran tamaño (aproximadamente 2 m), según algunos investigadores, mientras otros postulan la existencia de dos serpientes en el momento de su apareamiento. La serpiente es un motivo muy representado en el arte gallego. El Grupo Galaico de Arte Rupestre está datado entre el tránsito III-II milenio a. de C., pero este grabado se realizaría en los primeros momentos de la cultura castrexa (en torno al s. VIII-VII a. de C.), como parte integrante de ese yacimiento castreño. Al igual que otros yacimientos arqueológicos gallegos, esta inscultura también posee folclore: "Los matrimonios sin hijos que quieran tener descendencia deben de ir la noche de San Juan a copular sobre la piedra llevando, como ofrenda, una taza de leche para que beban las culebras". Folclore que se debe insertar en las leyendas de mouros y mouras (entre otros nombres que reciben esos seres mágicos), por las que la sociedad tradicional mostraba su ideología en clave simbólica.
Fuente: turismo.gal