Tienen en común los montes de la denominada Dorsal Gallega, que recorre el centro de Galicia, altiplanos erosionados con pocas altitudes máximas por encima de los mil metros, suficientes para formar una barrera que recoge un gran volumen de precipitaciones atlánticas. Generalmente en la vegetación de los altos predominan brezales, tojos, pero dejan en sus laderas buenos ejemplos de bosques autóctonos y masas forestales. Todo esto es especial en cada una de las sierras. También en la de O Suído, en los ayuntamientos pontevedreses de A Lama, Fornelos de Montes y Covelo, y los ourensanos de Avión y Beariz.
En los altos son frecuentes los pastos y, precisamente, el aprovechamiento ganadero ha originado la construcción de “chozos”. Son robustas edificaciones (cuyo origen se remonta a la Edad Media) con gruesas paredes de granito y techos de grandes lajas sobre las que el carrizo sirve de aislante térmico. En el interior, sorprende su amplitud conseguida a base de arcos. Desde la localidad de Avión parte una de las rutas que permite acercarse a estos refugios de pastores. Por ejemplo, los de Cernadas y San Xusto con el atractivo añadido de Fonte Avia donde nace este importante río afluente del Miño.
En la vertiente pontevedresa, son los robledales un importante punto de interés. El principal quizás sea el de A Xesta, cerca de la localidad de A Lama, que además cuenta con una ruta de senderismo hasta el rincón del Foxo do Lobo, sistema ideado para caza de este animal.